Sueños y Pesadillas

Hoy me desperté de una de las típicas pesadillas que puedes tener... ¡Esta bien! Mis sueños siempre han sido únicos, iguales a mi.

En el sueño, yo peleaba con una persona inexistente (Peleabamos con bisturís, así de rara soy) y aunque yo intenté atacarlo parecía como si mi bisturí no tuviera filo, en cambio, el de la otra persona sí y me cortó repetidamente el brazo.

En el sueño, pensé que dolería, pero no fue así, incluso cuando sentía la sangre correr por mi brazo, sólo sentí algo de malestar pero fue el miedo el que me hizo despertar.

Hoy, como algunos días que tengo, no me gusta despertarme y la gente, en general, me molesta. Hoy, caminando entre la gente, estoy molesta.

Y derrepente me di cuenta de algo... sentada en un café y mirando a todas esas personas que pasaban, me di cuenta de que apenas he vivido la vida que esa "masa" vive cada día.

Yo no sufro, yo no amo, yo me callo, y cuando veo en la ventana no veo nada porque tengo la increíble capacidad de irme de mi misma a un mundo que yo he creado, que tengo desde que tengo memoria y que prefiero infinitas veces más que a este mundo real.

Pero, me pregunto... sé que hay otras personas como yo, porque conosco el testimonio de aquellos en mi "anaquel memorial", ¿acaso se arrepienten?

¿Es en verdad mejor vivir en este mundo? Que a veces parece ser muy cruel, egoísta,

¡Alguna endemoniada criatura creada por el hombre!

"Pero si yo soy egoísta, cruel, endemoniada, si soy humana".

Y, aún así, incluso cuando me obligo a bajar de las nubes donde me siento a reflexionar, pienso que estaría mucho mejor allá.

No, sólo es un escudo protector, un intento de rellenar el vacío y la desolación.

Pero otros días despierto y pienso que no hay nada mejor que vivir la vida, porque la vida simplemente es así.

¡¡¡Que extraña es la criatura humana!!!

Y por eso vivo soñando en lugar de viviendo. Y me gusta soñar por que es la única forma de libertad que conosco.

Pero vuelvo a abrir los ojos, en el café, mientras una señora me hace señas... se me calló la bolsa bajo la mesa. ¡¡¡Alguien puede venir y robarmela!!!

Lo que no sabe la señora... es que lo hice a propósito.

Y es todo tan extraño.

Pero, cuando creo comprender las cosas es cuando más feliz me siento.

No puedo vivir sin entender esto, pero puedo esperar un poco más...

Así, quizás, en la vida misma, como en los sueños, las heridas no duelan cuando te corten.

Juro aveces que mi vida no tiene sentido,
que doy vueltas en el camino
sin rumbo y sin destino
como ráfaga de aire eterna
que cierra todas las puertas.

No hay escape a la locura
que detesta la cordura,
y si sólo creara en mi mente una respuesta,
los enigmas resolvería
y la demencia desaparecería.

Si le dieran sentido a mi vida
tendría sólo un respiro
y entendería lo que escribo.

Luces del cielo

Eran luces infinitas,
las miraba con ardor,
del dolor que en mis ojos
reflejaban su escozor.

Desde el cielo me miraban,
se miraban y reían.
Tal desdén fue el que sentí
que en su odio me hundí.

Y en mi mente una razón
alteró mi convicción.

A tu hogar yo subiré,
de tus manos robaré
esas luces infinitas
que de un soplo extinguiré.

Apagadas esas luces,
ya mis ojos cerraré.
En tu cielo infinito
el descanso encontraré.

Soplo en el corazón

Sombras y sonidos que no tienen sentido alguno.
Me siguen, toda la vida... ¿Me escuchan?
Yo no las escucho.

Escribo desde la oscuridad, en la soledad de mis recuerdos.
Porque desde esta oscuridad sale una luz incandescente.
Palabras, versos, frases que nadie recita.
Las sombras que lo cubren todo, no dejan esclarecer mi mente.
Un velo grisáceo a la luz, una sonrisa.
Un recuerdo, una mentira más.
Una frase vacía que suena como un eco.
Nadie las escucha.
Estas frases sin voz, sin vida, ¿son despreciables?
Las palabras que recito al anochecer, buscan la paz,
un camino que no conocen.

Tanto que ha cambiado.
Tantas frases... y estos corazones... ¡estos corazones ya no son míos!
He perdido el vertiginoso andar de estos corazones... mas una palabra que no logro entender, dilucidar.
El hilo de estas palabras intenta darme una señal,
mas la humanidad en mi es más fuerte, más insensible.

No las quiero entender, no las quiero escuchar.
Estos sonidos, estas sombras, estas palabras que se van.
No las quiero nombrar, no las quiero escuchar.
Estas frases, estos corazones que ya no son míos.

Pero, ¿qué sé yo en verdad?
¿Qué es lo que sé?
Soy ignorante.
Ser despreciable, palabra vacía, sonido sin voz.
Un agujero en estos corazones.

Soledad

Soledad...
Miedo irrefutable a la soledad.
Ambiguo deseo de compañía.
Surge de la nada en mis días tristes,
en mis días nublados, en mis días callados.

Es que todo el dolor que siento no lo puedo compartir
y tu mirada compasiva aumenta mi congoja.

Es por eso que me refugio en mi soledad.
Porque una mirada vacía
me daña más que la desolación;
y aunque mi corazón ruegue por una esperanza
no deseo de tus labios ninguna palabra.

Este sentimiento crece inexorable,
sin fecha de caducidad,
sin destino aparente
y sin camino que trazar.

Sólo vive en mi interior,
como una luz remota,
e ilumina este cuarto
cuando ya no hay nadie más.

Y este vacío momentáneo
se vuelve negro en la eternidad,
corrompiendo mi sentido de la realidad,
deteniendo el tiempo en un corazón afligido
y lleno de contrariedad.

¿Y cuánto puedo pagar por una mirada,
un abrazo, una caricia, si no valen nada?

Pero no le temo a eso.
No le temo a nada
y no le temo a la nada,
aunque ni más de mil palabras
podrán expresar lo que siento
ni podrán demostrarte mi sufrimiento.

Talvez, si pudiera hacerlo...
ya no sería soledad lo que siento.

Muñeca del destino

Soy muñeca del destino,
tajada en el rostro para siempre.
Sueño un día liberarme
de tan sombrío castigo
que empieza en mi interior
a pudrir mi corazón.

Esto no puede pasar,
ya no puedo ni llorar,
atrapada en un infierno
donde no puedo gritar,
ni hay nadie que me escuche
porque ya no puedo hablar.

Vete lejos, yo te pido.
No hay cura para quien no sufre.
La muñeca del destino
ya no sangra, ya no cruje.

Hace tanto que la pluma no toca mi mano,

como amante resentido se acerca,

lento, el demonio tiende sutil su embuste.

Años de remembranza y quieta pasión,

sufre la mente, de amnesia el corazón.

Recuerdo los trazos y pinceladas

que una vez, pintadas de azul,

llegaron a mi.

Como extensión de mi pensamiento,

deseo que abra su boca y deje

constancia de una estrella olvidada.

Escribo porque quiero sentir,

antes de que mi negra pretensión

llegue a quitarme la vaga idea

que en mi cabeza aguarda,

único poema que conoció.

El Trapecista (Unfinished)

Te vas, te escondes, como todos lo hacen.
Me haces sentir que no hay un adelante.
¡No hay futuro! Es distante.
Quiero ir hacia adelante.
Pero tú eres mi guía, mi mentor, lo sabías.

Y si has de irte un día,
me corroerá la envidia
por los tiempos que has vivido
y yo aún no he conocido.

Marcha lento, trapecista.

Es difícil cruzar el río
sin saber porque se cruza.
Paso a paso, estoy andando
por un mundo en la penumbra.

Claro el día, cielo frío,
dime algo te lo pido,
¿Es que acaso no hay camino
que difiera de este río?

Si me ahogo, moriré.
Si me salvo, no lo sé.
El ocaso me persigue
pero al cielo volaré.

Que mis alas sean de fuego
y mi alma de papel,
así viviré en vuelo
y en el cielo moriré.

¿Deseas que te amen?

¿Deseas que te amen?
No pierdas, pues,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor... un sencillo deber.

Edgar Allan Poe.